Dialogando con los grandes, (con Sabines)

Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.

Me aprendo en ti más que en mi mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.

Enciendes mi alma con el roce de tu canto
e invento sones para gozar contigo,
llegas a mis vacíos y los llenas
de alegrías y verdes esmeralda.

Eres como un milagro de todas horas,
que no encuentro cuando me faltas
y me sueltas de esas manos que se cansan
al leer un libro que se apaga.

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