Las manos enmudecen porque
la piel se queda sin nada que decir
y aguarda la caricia en vano,
los dedos agitan el vacío aire
los nudillos se tensan y duelen
en las palmas encallecidas de soledad
no hay paisaje que abarcar
no hay piedras para arrojar en los estanques
no hay pan que amasar
solas ellas
cosen su voz
callan
no encuentran qué decir
enmudecen
enmudeciéndonos.