A él, le encontré en el cielo de su jardín,
imaginando sombras y sabores
mientras su árbol se sostiene
con las raíces que las nubes tocan.
Viví con él entre manzanilla y eneldo
viendo al cielo temblar con el peso de las flores
y el canto de los nidos.
Sembré un flamboyán
con un trozo de uña.
No florecen sus llamas y muere lento
junto a otro árbol que le roba sombra,
sombra que pertenece a…nadie.
El colibrí se posa cerca de las flores (que no existen )
y liba la miel de sabor amargo (que si existe).