Este poema lo recibí como un regalo que rasga el silencio
monotono de la vida.
Gracias René Rodríguez Soriano
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Una mujer imanta el aire, violenta leyes y razones
con su paso, deambula de remate por vadear el río.
Se rasga el velo tul que envuelve su velada timidez.
Y en tropel, entrecortados, flecos vivos de pasión y ardor,
salen de su camisa; asaltan el aire, la mañana
que se arrebuja en los vanos del río a enjugar la música
desmesurada y frenética que se cuela por las celosías,
cuando ella incendia el río.
René Rodríguez Soriano
(de cuando estaba enamorado…
según sus propias palabras)