“Es un coloso de pies inocentes,
de paso imposible y goteras en el techo”
Me siento tan golpeada de caricias
de soles que penetran en mi carne
de corrientes que me ahogan
de besos que restringen pasos
y auroras regalando flores.
Y huérfana soy de tu imágen
de voces y lamentos de la noche
cuando me atraviesan -lunas muertas-
anclada a tu destierro.
Me cubro en el blindaje, y atisbo
el centro inalterable donde aguarda
solitario
un suspiro blanco.