Una cruda mañana
deja en mi ser
el aliento mortecino
que aguarda en mi alma.
Suspiro entre brazos propios
anhelo mi exilio
y con un lamentoso furor
mi vida se extiende.
Se extiende en mi ente
como si una madre
abandona a sus crías
y las desterrara de su vida.
La dolencia abarca mi pensamiento
se propaga en mi mente
con un corazón yaciente
sobre la oscuridad del abismo.