He deseado llegar a ti transparente
sin linos ni sedas que cubran la luz,
algodones o lanas
ni el jersey que tanto gustó.
Pero vestida,
si,
con una mirada y una sonrisa.
Rodeada de blancas gladiolas,
transparente en cuerpo y piel
atravesando murallas.
No se que diré;
un saludo lejano
quiza…